Como mariposas en el alma
que descienden lentamente desde tu paladar
hasta mi garganta,
así golpea el deseo deslizándose lentamente
contra mis sienes, sobre mis palmas,
aferrándose como verde hiedra para trepar sinuosa
y quedamente, por las líneas de mi espalda,
allí donde mora desnudo y vencido el rocío
al resbalar herido de muerte entre la
hojarasca…
Me dicen que ya no ves las marismas desde tu fría
ventana,
que ya no pintaré de cal las paredes que
guardaban tu casa
pero olvidas que el deseo, no es tanto pasión
como prestancia,
que cuando halla labios de otros labios desterrados
siempre busca algún sentido, que evite la exasperante
distancia,
mientras mezcla tiernos recuerdos con
aromáticas palabras…
Si tan siquiera imaginar pudieras
como te busqué exánime y ya carente de vida,
en la templanza de cada uno de mis días,
resistiéndome a olvidar
el sabor salobre de tu umbría piel en la mía.
Si, soy culpable,
por haber bebido de aquellas fuentes un día
sin saber que al hacerlo,
perdía toda razón que tras de ti, mi sinrazón
poseía….
Y me escribes diciéndome en tu misiva
que ya no suspiro por ti,
que ya no llegas, como antaño, con cada luz de nuevo
día
y no hay nada que siembre más oscuridad en mi
vida
que sentir la soledad anidando
entre tus letras escondida…
Siento, siento la brisa crepitar entre los
álamos cansados
allí, donde se agitan las hojas enojadas por la
rabia contenida,
y es ese momento de infausto recuerdo
como el implacable destino
que no acierta a lastimar pero siempre se burla
risueño
con su implacable osadía….
Al final de estas líneas podrás comprobar
que no eran vanos mis sueños,
ni pueriles eran mis llagas,
ni absurdos eran mis miedos,
ni mis palabras sagradas
y aunque aún sangro por las heridas,
que por tu acero fueron causadas
ya no siento el sutil daño
de esa fina lluvia que no moja
pero empapa las entrañas….
pero empapa las entrañas….