Pasen y vean, señoras y señores, el mayor espectáculo del
mundo, un circo de cuatro pistas donde podemos encontrar por un lado la gula,
por otro la avaricia, también pueden observar entre nuestras atracciones
mundialmente reconocidas, la soberbia y por último, nuestra invitada estrella,
la lujuria.
[…] Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente
deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos
los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal. […]
Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana
caída está principalmente inclinada.
Tomás de Aquino
Ya lo decía santo Tomás de Aquino, el ser humano está
inclinado hacia los vicios por su propia naturaleza y de ello tenemos pruebas
palpables en estos días de Telediario ideológico.
Hoy comienza el sinclave de la curia cardenalicia y como
todos ustedes ya sabrán, estos días, millones de católicos estarán pendientes
de la elección de un nuevo Papa, porque el anterior vio como estaba el patio de
corrupción y fornicio y se mandó a mudar a vegetar y disfrutar de lo que le
quede en un convento, y en eso le alabo la renuncia, aunque quizás debería de
haberlo hecho cuando era Prefecto Emérito de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, o sea, la supuesta heredera de la antigua
Inquisición pero con métodos menos drásticos, en lugar de hogueras, estos
fanáticos de la ortodoxia de la fe, conseguían un magnifico y cómodo retiro
espiritual en la Roma de los emperadores para los pederastas o atacaban sin
piedad a todos aquellos que osaban apoyar la teoría de la liberación, vamos los
mismos chanchullos de los de siempre, cometidos por los de siempre.
Evitaré hacer demagogia, hermosa palabra que tan
gratuitamente utilizan los verdaderos demagogos cuando se ven en la tesitura de
explicar lo inexplicable, acerca de la riqueza de la Iglesia, aunque es tan verdad
como la vida misma, tampoco lo haré en relación a su exención de pagar
impuestos como todo bicho viviente, ni con su innegable afán de seguir
inmiscuyéndose en la vida política en este país, acostumbrados como estaban a
ser juez y parte durante los cuarenta años de dictadura, o de cualquier otro
país acólito de su confesión, ni tan siquiera con su proverbial discurso en
contra de otros modelos de familia, de la utilización del preservativo, del
derecho a la interrupción del embarazo, hechos estos que demuestran que la
Iglesia que estos señores promulgan y defienden no ha evolucionado con los tiempos,
¿para qué?, mientras mantengan su omnímodo poder, todo lo demás será accesorio.
En lo que realmente no se puede transigir es en la
ocultación de la pederastia, en la impúdica actuación que este Papa y toda su
curia corrupta y farisaica han mantenido todos estos años con personajes como Marcial
Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo y del movimiento Regnum Christi,
reconocido pederasta, además de amante de varias mujeres y padre de seis hijos,
al que se le perdonaron sus pecados veniales porque sus movimientos
ultraconservadores revitalizaron una moribunda y cuasi-momificada iglesia.
Otros casos de igual o peor catadura moral exonerados también por esta impúdica
iglesia aparecieron con la renuncia de los obispos irlandeses de la diócesis de
Cloyne, John Magee, y de la diócesis de Kildare y Leighlin, James Moriarty,
quienes reconocieron haber sido negligentes ante las denuncias de pedofilia por
sacerdotes en sus diócesis, posteriormente, Roger Joseph Vangheluwe dimitió
como obispo de Brujas por haber abusado sexualmente de un joven cuando era
sacerdote al comienzo de su episcopado. En fin, aunque el papa Benedicto XVI
reconoció públicamente los casos de pedofilia cometidos por sacerdotes y pidió
perdón a las víctimas sosteniendo que los culpables debían de responder ante
los tribunales, el mal ya estaba hecho y el ocultamiento pudo salir a la luz
tras años de camuflajes y mentiras, sólo gracias a las denuncias de las propias
víctimas.
En conclusión, damas y caballeros, la función continuará
porque el show debe continuar, ya lo decía Giuseppe Tomasi di
Lampedusa en su novela El gatopardo:
"Si queremos que todo siga como
está, es necesario que todo cambie". "¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah!
Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a
que todo habrá cambiado". "…una de esas batallas que se libran para
que todo siga como está".
Por mi parte, agnóstico y hereje como
soy, no tengo ningún deseo que expresar a esta iglesia corrupta y alejada de la
pobreza, de la enfermedad y de los desarrapados, más allá del desprecio por lo
que representan en su opulencia y obscenidad cotidiana. Si acaso, mi respeto
por los que luchan sin hábitos por remediar la injusticia, la pobreza y el
hambre, ellos si merecen mi estima, aunque son los menos.
Un saludo y espero que
os guste.
Ilustración: Cortesía de Leo Bassi.